La Felicidad
La felicidad es un estado interior que se logra a través de la incorporación del amor consciente, el amor real y verdadero que viene de Dios, este es uno de los atributos y componentes de Dios, la felicidad es una de sus virtudes.
El amor al igual que la felicidad están dentro de nosotros. Lamentablemente hay personas que producto de la conducta, la educación y la cultura han desarrollado creencias que los hacen buscar la felicidad afuera. Debido a eso encontramos a muchos que dan todo, incluyendo su vida en aras de que los amen y así poder ser felices.
La mayoría de nuestras actividades van enfocadas en obtener la anhelada felicidad, trabajamos, nos educamos, nos entregamos, nos sacrificamos, ahorramos dinero, nos consagramos a una religión o grupo espiritual, social, buscamos afanosamente hacer el bien y ser bueno.
Todo esto lo hacemos por la felicidad nuestra, la de nuestros seres queridos y de los demás. ¿Cómo se sueña y se piensa en el ser amado que nos ha de llevar o dar la felicidad? ¿En el dinero que nos permitirá todo? ¿La fama o el poder? Adquirir, tener y poseer como un medio para lograr el amor y la felicidad. ¿Cuánto dolor, frustración, desgracia y muerte existen en estas creencias? Bastantes.
Penosamente, en ese nivel se encuentra la mayoría de la humanidad, en una búsqueda desesperada por la felicidad. Sin embargo, no la logramos porque existe dentro de nosotros un fallo, el cual radica en que buscamos afuera y no dentro de nosotros, que es como tiene que ser.
La felicidad no se puede comprar con dinero ni con nada, esta hay que lograrla a través de trabajos profundos sobre nosotros mismos, los cuales tienen que ser dirigidos por nuestra consciencia superior y sublime. Si de verdad aspiramos incorporar esta virtud, tenemos que renunciar a una cantidad de defectos psicológicos, debilidades, malas costumbres, etc.
Para vivir conectados a la felicidad, tenemos que liberarnos de los pensamientos feos, aterradores, horrorosos y negativos, de los miedos, de las culpas, de los complejos, las creencias negativas, de aspectos destructivos que se manifiestan en nuestro comportamiento, impulso de muerte, inseguridades y angustias, etc.
Los vicios, como son las bebidas alcohólicas, el fumar drogas, cigarrillos, tabacos, habanos, marihuana o cualquier estupefaciente, juego de azar, de apuestas de dinero, etc. Todos estos son distracciones, narcóticos que hipnotizan y mantienen a la personalidad mecánica, dormida e inconsciente. Buscar por esa dirección la felicidad no la lograremos jamás, el placer sí. Este estado natural que demanda a toda costa el cuerpo, es lo que casi todo el mundo confunde con la felicidad, por eso el placer es rey y señor de todos nuestros actos físicos, psicológicos, emocionales y mentales, al igual que de todas nuestras infelicidades.
Somos esclavos de este, vivimos para servirle, quien se libere del placer, se libera del dolor, el placer es la sombra, el espejismo que distorsiona nuestros sentidos, haciéndonos caer en todo tipo de locuras e invenciones pecaminosas, el placer es lo opuesto de la luz, la paz y el regocijo que provee la felicidad. Imagínense ustedes el nivel de confusión al que hemos llegado, donde muchas personas consideran el sexo como el amor y la felicidad plena y total de las parejas.
De verdad que es terrible el nivel de inconsciencia que conlleva a distorsionar todos los valores verdaderos de la consciencia superior, sublime y divina, ese estado de ignorancia nos hace confundir lo material con lo divino, el placer con la felicidad y el amor con la sexualidad.
El amor y la felicidad es lo real y verdadero, lo íntimo e imperecedero, lo eterno e infinito, por eso nadie nos podrá hacer feliz. Por mucho que se sacrifique una persona tratando de agradar y complacer al otro en todo lo que le pida, jamás, nunca jamás lo podrá hacer dichoso, podrá lograr momentos de complacencia, más no de felicidad, porque esta exige de sanación interna de manera individual en cada persona.
¿Cómo va a ser feliz una persona con problemas traumáticos, emocionales, psicológicos y mentales? Es obvio que no, tendrá primero que nada sanar a través de liberar sus odios, rencores, venganzas y todo lo malo que tiene adentro, lo cual no le permite recibir lo bueno que le ofrece Dios, el universo y los demás, podrás buscar y obtener todo lo que quiera en el mundo y hasta que no sane por dentro no podrás ser feliz.
Cómo sufren las personas que viven en ese estado de realidad, de creer fielmente que son otros los que tienen la responsabilidad y la obligación de hacerlos felices, entonces, discuten, alegan, culpan, manipulan, obligan y acuden a todo tipo de ardid y artimaña para someter al otro y esclavizarlo en aras de sus caprichos, deseos y demandas enfermas y maliciosas.
Siempre recuerden que la felicidad es interna, de adentro, es una virtud divina, sublime, consciente y superior que se obtiene a través de merecimiento, producto de profunda oración, meditaciones, y sanaciones internas.
Trabajos estos que conllevan al cumplimiento de la única ley, “Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”, al Dios Interno, al Vivo y Real que mora, vive y palpita dentro de cada uno de nosotros.
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