El Objetivo de la Vida Espiritual

La Espiritualidad es un concepto amplio que nos permite saber y percibir el origen espiritual de todo lo que existe. Dios es omnipresente, omnisciente por tanto está en todas partes y en todo el cosmos. De Él venimos y hacia Él volvemos, consciente o inconscientemente.

El objetivo de la vida espiritual consiste en que todos logremos reconocer nuestro origen y restablecer de manera consciente un contacto directo con lo que realmente somos, con Dios en nuestro interior, con nuestro Ser, y a través de Él, con todo lo que existe. El Ser es la emanación del espíritu universal que sostiene nuestra existencia, que se proyecta como un alma individual, para manifestarse a través del cuerpo físico, de la personalidad en este mundo material.

El ser es nuestro Dios interno, con todos sus componentes, es el espíritu, la consciencia, la vida, la energía, la materia, el amor, la luz. Por Él podemos pensar, sentir, hablar y actuar. De ella se desprenden todas las virtudes y valores humanos. Debe ser proviene la sabiduría, el conocimiento, el poder de gestar y crear nuevas realidades, el amor y la voluntad para alcanzar todo propósito.

Lograr la conexión con el Ser Interno es el objetivo primordial de la existencia humana. Padre corrido de la alma en pos de ese objetivo, se le llama a la senda iniciática, porque es el camino que uno inicia en una escuela o en un grupo espiritual, desde el momento en que conoce la enseñanza correcta y asume el compromiso consigo mismo de incorporar la espiritualidad en todos los aspectos de su vida, hasta que se convierte en una persona realizada, una persona iluminada totalmente, unida plenamente con su Real Ser.

Por ejemplo, en una huerta, donde hay un sistema de regadío, para mojar los cultivos, se construyen canales, a través de los cuales se lleva el agua a toda la plantación. En otros sistemas, como es el israelí, se emplea la técnica de regadío por goteo, el cual tiene una serie de tuberías, con perforaciones bien calibradas, y a cada plantita le dejan caer unas gotitas de agua, pues como ellos viven en un desierto, han creado este método genial que les ha permitido optimizar el agua. Ese es un sistema que se ha replicado en el mundo entero, porque se ha demostrado que le suministra a cada plantita el agua necesaria para que pueda crecer y recibir todos sus nutrientes. Ellos lograron el milagro de convertir un desierto en un lugar plenamente cultivado y productivo, hasta el punto de qué exportan grandes cantidades de frutos a todo el mundo.

Con cualquiera de esos sistemas, ya sea el canal o el sistema por goteo, el agua fluye de manera continua desde su fuente hasta su destino. En algunos momentos se interrumpe el flujo natural del agua, se detiene, ya que hay compuertas o llaves que cierran su paso y cuando es necesario, las abren de nuevo y el agua fluye hacia dónde debe ir, todo el tiempo el agua está ahí. Igualmente sucede en las casas, tenemos la tubería, abrimos la llave o grifo y cae el agua, cerramos la llave y el agua deja de caer. Eso mismo ocurre en cada uno de nosotros, lo que somos en realidad es Dios, Él es la fuente, una parte de Dios está en nuestro interior y es lo que nos da la individualidad, lo que nos da las características que cada uno de nosotros tiene, esa parte de Dios que está ahí, esa alma, ese Ser que hay en nosotros, siempre está, pero no siempre tenemos a mano la llave para abrir la compuerta interna y que esa presencia de Dios se exprese en nosotros. Su presencia siempre está, igual que en la tubería de regadío, sólo con abrir la llave el agua sale, así mismo sucede con cada uno de nosotros, basta con abrir la llavecita interior, para que ese Ser que somos fluya y se pueda expresar libremente.

¿Y cómo se expresa es ser en nosotros? El Ser se expresa a través de las virtudes, cuando nosotros ayudamos a alguien, estamos dejando que se exprese Dios a través de nosotros, cuando le damos cariño a una persona, estamos dejando que se exprese Dios, estamos abriendo la llavecita, cuando somos honestos, cuando somos responsables, cuando somos solidarios con los demás, cuando somos felices, en todos esos momentos, estamos dejando que aflore esa presencia de Dios, estamos abriendo la llavecita para que Dios se exprese, qué bonito sería que pudiéramos ir abriéndola, cada día más, hasta que sea un chorro permanente de luz, de conciencia, que brote de nuestro interior, que sólo a través de nosotros, de nuestros sentidos, de nuestros pensamientos, de nuestros sentimientos, de nuestras palabras, de nuestras acciones, se exprese Dios.

Cuando hay espiritualidad, el trayecto de la vida se llena de mucha paz, se van alcanzando niveles de consciencia más altos, se siente la dicha y la felicidad, la satisfacción de crecer, la alegría de servir, el gozo de ser parte del plan divino en la tierra.

Continuar leyendo: “La Realización Espiritual: Claves Para Alcanzarla" - Sr. Tomás Ramón Aybar Ovalle (Maestro Dévaran)

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